martes, 8 de diciembre de 2009

Labrys



La ceniza nunca quemó
era yo quien ardía
¡Qué lástima!
Dejaron de trepar por mi garganta,
no era hada.

Y, aún así,
se le oía cantar.
Maldito vástago de mi propio útero,
sólo callaría ahogado en sangre.



Irene, 2009.


No hay comentarios:

Publicar un comentario