lunes, 7 de diciembre de 2009

De hadas.



Otra vez huele a oscuridad,
nunca quieta.
No hay vientre tan hondo,
sólo vacío
inútil, frígido.

Otra vez es tarde.
Celebra su fiesta la sal,
siempre acechante como la historia
que sabe doler.

Ya se quebraron las alas.
Sólo entonces renace,
infértil,
pero bañada en sangre.
Y hermosa, al fin.

Verano 2009.

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