sábado, 30 de enero de 2010

Como el resto...



El mar agrietó mis pezones,

como si hubieran saciado a la humanidad

y yo

hubiera dejado de ser.


Sentí la suave penetración del vacío;

reminiscencia de tu entrada en mí.

De cada día compartido.


Sueños y negación.


Tu saliva vuelve a mis pechos,

húmedos, por fin,

como el resto de mi cuerpo.



Irene, 2010.